martes, 3 de noviembre de 2020

Antiguas fórmulas para impedir la salida de libros de las bibliotecas

 

   Dos ejemplos de terribles amenazas contra los ladrones y destructores de libros en las bibliotecas más antiguas de las que hay noticia (Mesopotamia, Siria, Asia Menor y Persia):  

   "A aquel que se apropie la tablilla mediante robo o se la lleve por la fuerza o haga que su esclavo la robe, que Shamash le arranque los ojos, que Nabu y Nisaba lo vuelvan sordo, que Nabu disuelva su vida como el agua".

   "A quien rompa esta tablilla o la ponga en agua o la borre hasta que no pueda entenderse, que los dioses y diosas del cielo y de la tierra lo castiguen con una maldición que no pueda romperse, terrible y sin piedad, mientras viva, para que su nombre y su simiente queden borrados de la tierra y su carne sea pasto de los perros". 

   Inscripción de época imperial en Atenas que avisaba de que los directores de una biblioteca prohibían el servicio de préstamo:

   "De aquí no saldrá ningún libro; así lo hemos jurado".

   La fuente de esta información es Irene Vallejo, autora de El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo (Siruela, Biblioteca de Ensayo, 2019).




 La conocida cédula de excomunión de la Universidad de Salamanca se encuentra sobre cada una de las cuatro esquinas de la "Antigua librería". El castigo papal para quien robara libros en la Biblioteca aparece por primera vez en las Constituciones del Estudio salmantino de 1411, que sentenciaban: «…y estos libros y pecias no puedan ser empeñados, destruidos o en cualquier caso vendidos. A los que obraren en contrario o lo permitieren los incluimos en excomunión, de la que no puedan ser absueltos hasta que lo destruido, empeñado o en otros casos vendido o robado fuere devuelto a su estado original». 

   Tras la reconstrucción de 1749, se hizo obligatorio fijar la cédula a las puertas, tal como figura en el Reglamento aprobado por el Consejo de Castilla en 1766: «La experienzia ha demostrado que no estan de mas, y que antes bien son utilissimas todas las precauziones que se toman para la mas segura custodia de los libros, y siendo una dellas la de fijar Zensura en las puertas principales de la Bibliotheca. Se tomará esta probidenzia para que ninguna persona de qualesquiera condizion, o calidad que sea pueda, sin espreso mandato de la Universidad, o de alguna de sus junctas de facultades, o librería, extraher libro alguno de la Bibliotheca, papel ni alajas della, sin incurrir en excomunion Maior. Se publicara dicha Zensura todos los años al prinzipio del curso, para que ninguno pueda alegar ignoranzia».

 

   Como ven, la ortografía no era evidentemente la de hoy. Saludos cordiales.



 
   La fuente de la última información es esta


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